Amigos desde los 10 años, Josh Lloyd-Watson y Tom McFarland ya tienen 25, un par de proyectos musicales en su currículum que no prosperaron y uno llamado Jungle que sorprendió con su aparición en 2013.
Con el funk como faro, en sus tracks se sienten el R&B, la música disco, el soul y el hip-hop. En vivo, la energía de siete personas arriba del escenario transforma sus canciones. La dupla creativa se tapó la cara y puso a la música y los increíbles videos de los cuatro singles ("Platoon", "The Heat", "Busy Earnin'" y "Time") como líderes del colectivo artístico para no repetir errores. "Eliminá tu ego cuando vayas a trabajar con alguien. Eso lo hará funcionar", sugiere Josh, recién aterrizado en Dallas en el medio de la gira norteamericana. "Mucha gente piensa en convertirse en superestrella, incluso antes de tener una canción terminada", dice e insiste en que mantener el anonimato no se trató de una manera de llamar la atención: "Al comienzo no teníamos Instagram, Twitter ni Facebook. No éramos ni Jungle. Eramos dos chicos haciendo música en su habitación. Subimos un tema a Soundcloud y la gente nos eligió".
Lloyd-Watson y McFarland crecieron juntos en el Oeste de Londres, a una puerta de distancia, y la música siempre fue una parte vital de la relación. "Escuchamos miles de discos juntos. No podría decirte cuál fue el primero", se excusa el británico. Este mes bajan Sudamérica y van a tocar en Niceto Club el viernes 15. Sus ganas de venir se notan a la distancia pese al jet-lag que supone. "Queremos estar ahí. Buenos Aires es una mezcla de Barcelona con Nueva York, pero con identidad propia. Una muy cool."
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