» » Sentida despedida al padre Gustavo Leiva


Fue párroco de San Andrés durante seis años y ahora asumió como titular de la parroquia San Lucas de nuestra ciudad.

"Después de diez años en la parroquia Nuestra Señora del Valle y Santa Rita, fue una tristeza muy grande tener que dejar esa comunidad, hoy, me cuesta mucho más tener que partir, pero tengo un gran esperanza en el corazón, porque si no hubiese obedecido cuando fui designado para la parroquia San Andrés, no habría experimentado todo lo hermoso que me tocó vivir. Creo que Dios nos tiene preparado algo distinto, algo que me permitirá crecer junto a mi nueva comunidad de la parroquia San Lucas y esto también es un acto de fe", dijo el padre Gustavo Leiva durante la misa de despedida que se ofició en el atrio del templo San Andrés Apóstol.
Durante el oficio que fue concelebrado por los padres Marcos Tosin y Monel Occimable, el padre Gustavo recibió numerosas muestras de afecto de la feligresía, que acongojada por la partida de su sacerdote, no pudo ocultar sus lágrimas. Fue entonces en que en un acto de profunda fe y desprendimiento, se dirigió a su comunidad para pronunciar a viva voz, "yo soy el que se va pero Jesús se queda y eso no deben olvidar. Jesús permanece por siempre en medio de ustedes y cuánta felicidad sentiré cuando escuche decir, que la comunidad de San Andrés, continúa su trabajo, acompañando al sacerdote, creciendo en la fe, será entonces, en que con la felicidad en mi corazón, sentiré que hicimos las cosas bien, porque pusimos en el centro de estos seis años compartido a Jesús".
En otro tramo, el padre Gustavo y agradeciendo las muestras de afecto materializadas en presentes y palabras de las distintas capillas, reiteró el agradecimiento a su comunidad y se encomendó a sus oraciones. La feligresía rompió el silencio con un gran aplauso cuando dijo que San Pedro de Jujuy, se queda por siempre en su corazón. "Quiero decirles que la vocación no es algo que uno puede explicar con certeza, es algo que uno siente, que experimenta, que vive, que no tiene bien en claro al principio pero que luego va afianzando con el paso del tiempo. Agradezco a Dios que me haya llamado y si volviera a nacer, elegiría de nuevo ser sacerdote" apuntó.
Aunque siempre con la humildad que lo caracterizaba, el padre Gustavo solía decir que "el zapato le quedaba grande", refiriéndose siempre a la austera vida y profunda entrega del anterior párroco Miguel Ángel Aquino, la comunidad de San Andrés, supo descubrir la grandeza de este joven párroco que con nueve años de sacerdocio, llegaba para sostener la parroquia que tiene una vasta jurisdicción, logrando con su trabajo, con su ejemplo y su entrega un verdadero crecimiento espiritual.

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